Estoy aquí, donde nunca
Y siempre he estado.
Sentado…
Miro el río Mapocho.
Edificios imponentes,
Frente a mis ojos.
No me interesan…
Ni sus grandes alturas.
Ni sus bellas iluminaciones.
Son perennes flores plásticas,
Sin vida, no esperan lluvia ni primaveras.
No buscan el sol y dentro de ellos
se marchitan las vidas sentadas,
de miles de flores como en invernaderos.
Oh río Mapocho…
¿Piedras traes?
Porque suenas como en la cordillera o en los valles...
Susurro de niños abandonados,
que guardas y proteges en tus puentes.
Como las madres a sus hijos, en el vientre.
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