Manifiesto de verano

Ni las mujeres de cabaret son sinceras…
Me acaban de sacar quince mil,
Por una botella.

No me digan nada
Me voy
Que nací en una
Época equivocada
Y no se ahora la parada
Ni como llegué
A esta entrada

Cada tibieza

de mujer es distinta…
Cómo saber,
Si disfrutan de amor
o de tristeza.

Mis manos grandes
Siempre acomodan sus cinturas
A mi merced,
Y se sumergen en un baño de mar,
De sal y ternura al atardecer.

Cómo saber de sus orgasmos
Palpitantes en sus pubis
Del escalofrió en sus cuerpos desnudos
Por mi caricia que va erizando su piel
Hasta llegar a su boca y su miel.

Suspiros
Gemidos
Entre cortados respiros
Medias miradas
Cerrar de ojos
Es como comer con antojo

Y sin embargo
Algo me importa más
Y pienso:

Donde queda la caricia
Después de lo de antes
La mirada confusa
La sonrisa en transe.

No me digan nada,
Me voy
Que nací en una
Época pasada
En donde la lluvia
Hacia desaparecer la soledad
Bailando, bailando
Y salía el humo
De las casas
Volando, volando

Perfidia

Una pareja llora
En la esquina
De la Alameda con Morandé…
Caen sus lágrimas,
Cómo el agua que deposito
Cada mañana,
En mi taza de té.

Cuatro palomos plomos
Le bailan cueca
A una paloma blanca
Cortejándola, coqueteándola.

Es catorce de febrero
Y mis maceteros
Les falta su riego,
Cómo a mi ropa
Su lavadero.

Parece como si la primavera
De visita por un día
Dejara flores y espinas
Celofanes y cuchillas.

Una pareja llora
En la esquina
De Alameda con Morandé…
Uno trata de abrazar al otro
Y se separan como dos imanes
Uno puesto de revés.

Pienso en el mar
En la mañana azul
En la gaviota errante
En eucaliptos
Y su aroma fragante.

Miro…
Edificios grises,
Moustros de cien ojos
En sus estómagos
Mil almas
Tragadas por sus
Cien bocas.

Por fin una pareja feliz
En la esquina
De la Alameda con San Martín…
Lluvia de besos,
Mar de caricias,
Se reflejan en las lágrimas
De la pareja que llora

¿A donde Irán ahora
A consumar su amor?

Debo estar muerto,
Entre las sabanas del cielo
Y el catre del suelo.

Ser espectador del amor,
Es una muerte con resurrección

Porqué estoy crucificado…
Porqué esta cruz…
Porqué estas espinas en mi cabeza…
Porqué sangro…

Perdónala señor, perdónala.

Mi Soledad

Un sonido de río.
Una carreta de bueyes.
Una manada de tordos.
El rumor de la cordillera:

Es el sueño de la soledad,
El lenguaje del silencio
Que emana y me ama.

Soledad silenciosa…

Oh soledad,
Si tu nombre fuera cuerpo
Y tu silencio cansancio…
Serias mujer entre mis brazos.

Tu calor de sol
Tendría humedad
Entre mi regazo.
Me mojarías dormida.
Ya no como la lluvia
Herida de mayo,
Ni con el rocío costero llorado.

Pero,
Si fueras mujer…
Serías infiel.
Me amarías a mi y a otro.
Fingirías que te apasiona
Lo que brilla en mis ojos.
Serías insoportable
Una vez al mes,
Y jamás lograría entenderte.

Oh soledad,
Si tu nombre fuera cuerpo
Y tu silencio cansancio,
Serias mujer entre mis brazos.

Y todos los silencios costeros,
Soledades de lluvia…
Serias tú, en cuerpo y beso
Y te haría el amor
Con el tronar de los truenos
Y la luz del regreso.

Veinte con tres

Cuando tú no estás
Lejana Marina,
Cada mirada marina ausente,
es espina…
y me sobran mis manos
y cuerpo,
cómo si sobraran
barcos a un puerto.

En mi ventana
Que da a todos los mares
Frente veo una isla
Donde llegan todas las vistas
Yo como un ángel
Con hambre de sexo
Como un muerto
que no sabe que a muerto,
me sobran mis manos
y mi cuerpo,
como si sobraran
barcos aun puerto.

Cuando tú no estás
Lejana Marina,
Cada mirada marina ausente
Es espina…
Y la soledad infinita
Recae sobre mis pies
Y siento el cansancio del mundo
A las veinte con tres.

Mi Cama

Mi cama y mis sábanas…
Tienen el perfume
De todas las rosas
Que han querido florecer,
Sacándome la ropa.

Mi cama…
Es primavera que no termina.
Tiene sudor constante.
Lluvia femenina.

En cada ángulo de mi cama…
Hay senos sobre senos,
Infinitos cabellos…
Que acaricié,
con mis manos y dedos.

En mis almohadas
Sus bocas.
Entre sus orgasmos…
pasan mis rosas,
que han querido florecer
sacándome la ropa.
.

Marina

Me encontró…
Cómo quien encuentra
Lo que no buscó.

Andando, caminando
Se cruzan las vidas
Cómo sueños a medidas.
Cómo sangre a la herida.

Ella…
La que no me conocía
Me encontró un día
Y todas las calles y avenidas
Fueron mías.

Su envolvente voz
Me enseño,
Su pasado amor
Y desnuda en mi cama
Se olvido de ese señor.

Ella…
La que no me conocía
Se fue un día
Y así como venía
Desapareció sin mentiras.

Destino

Siempre me he preguntado
Mientras camino,
Si de las calles
Depende mi destino.

Si me voy por alguna
Será, una vida
Distinta a la otra
No elegida.

Nunca dudo…
En doblar una esquina,
Como si de esa seguridad
dependiera la vida.

Los micros pasan…
Por la Alameda
Mientras miro a un perro
En la vereda.

Me subo a una,
tú te sienta a mi lado.
Y me invitas a recorrer
las calles de Santiago.

Nuevo Trabajo

Comienza mi nuevo trabajo, el cual lo nombraré: "DESTINOS".
Con el afán, que de los poemas... surjan de lo más espontáneo,
del destino cotidiano.

Al cual nos enfrentamos diariamente...y que dejamos pasar... como si fuera intrascendente.

Imprescindibles todos los destinos, tengan cuidado...alguien se cruzará en su camino.

Les dejo mi primer destino (perdon, mi primer poema), que se llama (¿adivinen?):

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