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jueves, 1 de mayo de 2008

Una noche


Cuando el sol se apaga…
Todos los pájaros se protegen en los árboles
de todas las plazas del mundo
como los indigentes en sus bancas.

El tráfico disminuye…
Y las sirenas de ambulancias me recuerdan
que estoy vivo. Pienso y respiro.

Miro las maletas de una pareja que se va de esta ciudad
De fondo se escucha la hora y ellos ríen felices. Se besan.

En mis ojos con tu imagen imaginando me quedo…
En segundos maravillosos, creo sentir que somos ellos.
Que soy yo el tipo y tu ella y me abrazas.
Te siento segura y yo enamorado.

Que noche tan lenta…
Se necesitaría todos los encendedores de los fumadores
Para encender el sol.

Se habrá detenido la rotación con la pareja aquella?
O con mis sueños de amor por ti?

Suspiro y compro el diario de mañana.
Me marcho…dormiré en la plaza.

Que noche tan fría…
Se necesitarían todas las chimeneas sureñas
Para calentar las manos un poco.

2 comentarios:

Eva Galve dijo...

Precioso.
Es una suerte o ¿desgracia? que yo siempre tenga las manos calientes.

Yo en Zaragoza vivo entre dos hospitales y la verdad que es continuo el ruido de las sirenas y cuando lo escuchas siempre te estremeces y piensas qué habrá pasado??

Una suerte el estar vivos.

Un saludo.

Consuelo dijo...

La noche.... fuente inagotable de inspiración...¿cuantas cosas pasaran en la noche de allá, la noche de acá?...finalmente es una noche...pero a la vez son tantas...una noche multiplicada por cada habitante del planeta...una noche multiplicada por mil vivencias diferentes, entre ellas la tuya y la mia...cuantas noches...cuantas historias...
(tengo la impresión de que podría escribir y escribir acerca de la noche y las estrellas y de nuestra buena amiga lunada..."no por nada alguien por ahí me puso lunada"...jajaja)
Abrazos!