Mientras caminaba por la calle San Diego, la calle de los libros leídos.En el terminal de buses alameda una pareja se despedía y otra se encontraba.En plaza Italia la gente clavaba la mirada en el nevado cerro san Cristóbal y en una esquina un tipo me ofrecía maní y otro paraguas “a luca y a mil…”
De una puerta que no era la de el, un indigente me abordaba, con su cara de muerte, con su mano extendida, con su ropa sucia y su cuerpo temblante…Fue entonces cuando alguien me dijo “¿En que puedo ayudarlo?” ¡Busco la antología de Vicente Huidobro!, respondí.
De una puerta que no era la de el, un indigente me abordaba, con su cara de muerte, con su mano extendida, con su ropa sucia y su cuerpo temblante…Fue entonces cuando alguien me dijo “¿En que puedo ayudarlo?” ¡Busco la antología de Vicente Huidobro!, respondí.
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