No me crees?
Estoy sentado en la banca
Mirando el mar…
Tengo frío.
Es la mañana
y me quedo pegado
mirando como surcan
las gaviotas las olas.
Y Eres tú, la que me sorprende.
Con un copón en la mano
lleno de vino.
Con un vestido largo
y con mi chaetón preferido.
Bebo y te beso.
Te miro a los ojos,
como la primera vez.
Pareciera que siempre
es la primera vez.
Te pareces a las docas
que florecen en la arena.
Solo se escucha el sonido
del mar.
Los niños están a dentro de la casa
y los perros en la reja que da a los vecinos.
La gata, como siempre no sé
donde se mete,
pero aparece
cuando suenan
los platos en la cocina
escondida en la cortina.
Te miro…
Y tienes los mismos ojos
de entonces,
cuando te prometí esto
y tú lo veías como un sueño.
Quien dijo que no es un sueño?
Es un sueño.
Los sueños son reales,
por que no soñamos con la realidad.
Apoyas tu cabecita en mi hombro
y no hablamos aun nada.
Solo nuestros cuerpos
traspasándose el calor del cariño
de la dos mitades de naranjas,
por fin juntas.
Te ríes con boca de olas
y me miras como el sol
en el ocaso.
Si supieras que eres el manantial
de mi sangre:
Los dedos de mi mano.
El sonido de mis pasos.
Si supieras que te miro
cuando duermes,
que te beso en la frente
y no me sientes.
Aun no hablamos…
Y la banca nos sostiene.
Tu cabecita está en mi hombro.
Sostengo el copón de vino
Ya casi vacío.
Te llama el huerto,
que tanto amas y cuidas:
Voy a ir por zanahorias
y cebollas.
Y tu voz rompe como una ola.
Acompáñame a caminar
y mi mano se hace alga a la roca.
Y los niños?
Déjalos, que ya no son niños.
Que tendrán otro camino.
Déjalos, que tienen nuestro cariño.
Y como mar a la arena.
Como sal a la mar.
Como bote a su estrella.
Nuestros cuerpos unidos
en el mar al remar.