XXXXVI (Cariño)

Cariño, solo decirte que:
Hay días en que se pierde mi sombra…
Y salgo a buscarla
por todas las calles
y avenidas
y veredas
de esta ciudad.
La espero y la busco…
en los parques y plazas.
Caminando voy…
mirando el mar
y no la encuentro.
Da la noche
y por el cerro nace la luna.

Cariño, solo decirte que:
La luna deja a la vista todas las sombras…
Y no solo mi sombra queda desnuda,
Sino la de todos los caminantes errantes.
Si alguna vez no me encuentras,
¡Búscame en la lunada!
Cuando no llego…
Me duermo donde duermen los mendigos.
Y sino duermo. Camino a descalzas por la arena,
Escuchando el mar
y siempre
y todo el tiempo
pensando en ti.

XXXXV

Mientras te sientas, cansada…

Una ola revienta en la orilla de una playa.
Un faro centellea en una punta de cerro,
tras el paso de un flotante.

Alguien llora…
Y cientos ríen en un teatro.

En la esquina alguien dobla,
Y se cruzan miradas de transeúntes.
Un perro ladra a la luna y yo la miro.

Mientras te sientas, cansada…
La realidad cotidiana mundial sigue imparable.
Unos duermen, otros despiertan.

Se cierran mis ojos y se abren los sueños…

De fondo…
Tu silueta en la orilla del mar…
Tu mano en la arena, tu pelo al viento.

Pienso en acercarme y hablarte.
Pienso caminar hacia a ti y tocar tu hombro,
mas me alejo a otra orilla y te contemplo desde allí.
Entre los laberintos de las dunas,
donde corre el viento del sur.

XXXXIV

Tú, en tu lugar…
En donde duermes y habitas…
Donde llegas y sales, donde sueles estar…

Reflejo de luz que se cuela de tu cortina
y que deja un círculo blanco en tu mejilla…

Luz que te llega cuando abres la puerta para ir a la ciudad…
Puerta que abres y tocas.
Ciudad que te tiene en su regazo.
Tiempo en el tren y caminata sin rumbo.
Deseo ser cualquier cosa de esas y también tempestad.

Viento que mueve las nubes y dirige la lluvia….
Seré nube negra y viajaré regando los jardines

de los países que no conozco...
Con ríos de luces, con corrientes de gente.
Con plazas y semáforos
Con peluquerías y relámpagos.

Mojaré el mar y cruzare el charco con quietud…
A lo lejos…
Un pequeño pueblo…
Tú, en tu lugar.
En donde duermes y habitas…
Donde llegas y sales, donde sueles estar…

XXXXIII

Es tan difícil estar sin ti
en esta ciudad y en el mundo…
Cuando se que te duele la vida.

Sin el gusto de tu beso, con lágrimas.
Sin el sudor de tu mano, en la mía.
Sin tu mirada…
Sin tus ojos fijos y llorosos…
Hermosos de cualquier modo.

Es tan difícil estar sin ti y tan fácil amar tu ausencia.
Que cuando camino solitario...

mientras sigo a un perro callejero,
es como si lo hicieramos justos. Me pierdo con el en las calles.

Bajo su sombra veo tu silueta junto a la mía y beso al viento.
Mientras se que no me ves,
compro las camelias blancas que tanto te gustan
y las dejo en una poza. Me siento en la solera.

Pienso en ti...

y en la poza, se ve el reflejo mío junto al del perro.