Delirio

Puedes venir
Hoy encontré el delirio
Viviendo
En las equinas desoladas.
Tengo en mi mano
El libro Vita Clamavi:
“Delirio ilimitado
Hacia donde”
En los arpegios,
en la mirada
en tu cuerpo bien amada.
Es la primera vez
Que te vi feliz o nublada.
No sé, pero tenías
Los pechos como los
Valles de Antofagasta.
Tus ojos, en el sol de Quilpué.
Fue tan corta y fugaz tu presencia
Que al reloj, Viñamarina!
Le falto una ola.
Y en Valparaíso no llegó
el último barco que recalaba en Valdivia.
Puedes venir
Hoy encontré el delirio
Viviendo
En las equinas desoladas.

Síncope

A veces
El tiempo
No coincide
Y se nos va.
Para qué
Buscar explicaciones
De lo que no
Se encontrará jamás.

La tarde en que
Abrimos el cielo
Instintivamente
Nos llegó la noche
Los días eran todos iguales

Nunca quedó clara
Nuestra relación
Tiempo solos
¿Qué te parece?
¿Tendrás algún, no?

Una vez vi a una mujer
Semi desmayada
¡Qué hiciste desgraciado!
Saudade, repetí.
No quedó otro
Remedio que inventarla.
Desde ese día entro a la vida
Y comienzo actuar.

Pour l'amour de l'art;

En la esquina donde te besé
Cuadra mía;
Como el semáforo de los pasos.
Como el lustra botas de los zapatos.
Como el destino de lo pasado.
Como nuestro encuentro, de lo inesperado.

Y todo pasa lento como el humo
del cigarro a mi pulmón.
Aire puro que no ha de volver
a ponerme inseguro.
Hay que ver,
que nada ha sido como ayer
las caminatas estas llenas deja vu;
te encuentro cada mañana
de donde no pude despertar;
Las cortinas y los muebles
tu silueta en el recuerdo
caminando hacia el baño,
pintándote los labios.

En la esquina donde te besé
un copón de chocolate
se derrite por ti.
El lustra botas pasa el diario
a unos zapatos
que me llevan a tus pies
descalzos en el brillo,
tu piel de mi cariño.

Entonces prendo un cigarro,
espero que el semáforo
me de la luz.
Comprendo que
el Amor no se repite.
Un día sí otro no.
Por un acuerdo tácito
no se sabe cuando comenzó a pensar.

El humo entra lento
A mi pulmón
Y se lleva un minuto sin mí.
Aprendí del silencio,
la soledad.
.