Los encuentros.
Los espejos
que te dicen
si vives.
Los esqueletos
que llevan
la carne
y la sangre.
El alma que mira
para saber
si es mentira.
Los ojos.
El pelo.
Que pintas y ordenas,
como mar a la arena.
Serena
estaba la tarde
cando llegué
hasta el lugar
más
intocable
Por el dedo.
Hasta el lugar
más
impensado
por el pensamiento.
Siguen
Los Pacos
en las esquinas,
cierran las calles,
que son el cementerio
De sus mentiras.
Los muertos
Miran desde las oficinas.
Con las manos
cortadas,
Pero con ojos.
Los Pacos
Son las moscas
de su muerto.
Los gusanos
de sus ataúdes,
jamás hechos .
del depresivo.
El neopren
en el bolsillo,
que será
puesto
en una bolsa
que compramos
el pan y el vino.
Pan y vino
que miran los
mendigos
y sus perros.
Prendo un cigarro...
con las verduras,
que compramos
en el Supermercado.
Le doy dinero
que escucha
de gente que no habla.
El marido que espera a su esposa:
Y los hijos!
Miro mi sombra:
Viste
El amor
Cuando yo
Lo había encontrado.
Estaba en mi aura.
En mis manos.
En mis sexo.
En mi cuerpo.
El perfume
Del corazón
Con la primavera
Dejó pétalos
De rosa
Sobre la cama
Con tu cuerpo
Amado, dormido.
Y ahora tengo
Que correr
Como la ola
Que tumba a los botes.
Y dar un beso
Sin saber darlo.
Te corte
El tiempo
En el segundo
Del encuentro
Y dejé
El destino
Como un reloj
De arena
En la punta de un volcán.
Yo
envidio
A todos los lugares
donde no estoy
contigo.
Aun sigo
tu velo,
como quien
sigue
la estela
de una
estrella
fugaz.
Polvo estelar
que dejaste
con tu cuerpo
al pasar.
Ahora
las nubes ,
no saben
si dejar
al sol
o llorar.
